Carl Gustav Jung, psiquiatra y psicólogo suizo del siglo XX con gran reputación en la psicología, fue el pionero de la psicología analítica. Jung comenzó en el campo del psicoanálisis junto a Sigmund Freud, pero tomó un camino distinto en su teoría eventualmente, dando así génesis a la psicología analítica (no confundir con psicoanálisis).
Carl plantea una perspectiva de la psicología muy curiosa, completa y extensa, que permite comprender la complejidad del ser humano en su más pura condición. Aquí, estaremos explorando las profundidades de la psique junto a Jung.
¿Qué entendemos por psicología jungiana?
Comencemos por ilustrar en qué consiste la psicología jungiana: Carl contempla la psique de una manera más amplia y elaborada de lo que lo hacía Freud. Esta corriente está conformada por pilares esenciales, como lo son el inconsciente colectivo, los arquetipos, la sombra, la individuación y la sincronicidad. Sobre estos pilares se erige la quintaesencia humana.
El inconsciente colectivo
En cuanto al inconsciente colectivo, Jung propone que la sociedad comparte elementos y patrones que trascienden la cultura y las generaciones. Este inconsciente está conformado por los arquetipos y los impulsos, y se manifiesta de manera no consciente, influyendo en decisiones y el actuar humano. A su vez, el inconsciente colectivo se refleja en mitos y símbolos que están presentes en todas las culturas y generaciones. Esto lo afirma basándose en sus estudios mitológicos y del folclor.
Los arquetipos
Para complementar la idea del inconsciente colectivo, explicaré el segundo pilar que conforma esta corriente psicológica: los arquetipos. Estos consisten en símbolos e imágenes universales que encarnan sentires, emociones y experiencias humanas básicas. Ellos son una especie de molde o plantilla que encierran características presentes tanto en la sociedad y la cultura, como en el individuo mismo. Algunos de los principales arquetipos son:
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- El ánima, que supone lo masculino en la mente femenina;
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- El ánimus, que supone lo femenino en la mente masculina;
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- El héroe, fascinante figura contrapuesta a la sombra. Lucha constantemente contra ella y la limita, buscando desentrañarla.
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- El sabio, quien se ocupa de iluminar y guiar al Héroe en su travesía.
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- La madre, que se encarga de permitirnos reconocer o identificar comportamientos e imágenes asociadas con la maternidad.
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- El padre, quien supone una guía de supervivencia en la vida, basándose en el propio ejemplo.
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- La sombra, que representa todo aquello que reprimimos y guardamos en nuestro inconsciente, bien porque lo reprobamos o porque lo ignoramos.
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- La persona, la cual plasma nuestra imagen pública, aquella que presentamos a los demás y es socialmente aceptable. Suele confundirse con la verdadera identidad de la persona.
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- El “trickster”, quien subvierte las normas establecidas, comúnmente las sociales. Padece una ambigüedad moral que pone en perspectiva los significados del bien y el mal; también puede ser el impulsor de cambios y lecciones aprendidas de dichos cambios.
Todos estos arquetipos son parte tanto del inconsciente colectivo como del individuo. Un ejemplo clásico del arquetipo del héroe en el contexto colectivo es la historia de Aquiles en la mitología griega. Aquiles es un guerrero valiente y habilidoso que lucha en la Guerra de Troya. Personifica características heroicas como coraje y fuerza. En el mismo sentido, a nivel individual, el arquetipo del héroe puede manifestarse en la vida de una persona que enfrenta desafíos personales y supera adversidades.
La sombra
Por otro lado, nos concentraremos ahora en la sombra, que tiene un papel protagónico en esta psicología, la cual resalta por sobre los otros arquetipos. Este rasgo de la mente humana representa un aspecto muy difícil, e incluso doloroso de enfrentar. Comprende aquellas emociones, sentimientos, cualidades y características reprimidos, bien sea por desaprobación personal, por desaprobación social/cultural o por la propia ignorancia de la existencia de ellos. No solo abarca cualidades negativas, también alcanza cualidades positivas que han sido reprimidas o ignoradas por un motivo u otro.
Para ilustrar la sombra, se puede poner de ejemplo la ira reprimida, la cual se podría encontrar dentro de una persona que, constantemente, se esfuerza por ser complaciente y amable. Puede ser también frustración. También están la envidia, miedos, los deseos no reconocidos que pueden morar, por ejemplo, en una persona con una moralidad rígida e inamovible, quien puede tener deseos que vayan en contra ella. Nos encontramos, a su vez, con la creatividad y cualidades positivas reprimidas; por ejemplo, si una persona se percibe a sí misma como lógica, es probable que pueda estar ignorando o marginando aspectos creativos en su inconsciente. Sucede así con incontables aspectos.
La individuación
Ahora bien, la individuación vendría siendo el meollo del asunto, el propósito de esta psicología. Este es un proceso de integración y de búsqueda de equilibrio entre la sombra y el resto de arquetipos, conformando así un Yo pleno que satisfaga el “sí-mismo”. Para definir bien la individuación, hay que señalar primero qué son el Yo y el sí-mismo:
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- Yo: se refiere a la parte consciente de la psique que experimenta y reflexiona sobre el mundo. Es aquel segmento consciente que directamente toma decisiones y experimenta la vida cotidiana basado en la percepción consciente. Además, se ocupa de la construcción de la identidad individual, relacionándose así con el ego y la autopercepción.
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- Sí-mismo: es, concretamente, la totalidad de la psique. Este busca establecer un equilibrio en todos los aspectos de ella, reconciliando los opuestos que posee. Es, además, el epicentro de la individuación, donde se concreta la integración de los aspectos inconscientes con los conscientes y se alcanza la autorrealización.
La sincronicidad
Para finalizar con los pilares de la psicología jungiana, nos adentraremos en la sincronicidad. Esta consiste en la simultaneidad de sucesos internos y externos que no tienen una causa aparente, pero sí una relación. De esta manera, se ilustra una conexión entre el mundo interno (la psique) y el externo. Jung, a modo de ejemplificación, relató en su ensayo “La interpretación de la naturaleza y la psique. La sincronicidad como un principio de conexión acausal” lo sucedido en una sesión con una paciente: esta le estaba narrando un sueño en el que participaba un escarabajo y, casualmente, aunque no causalmente, escucharon un golpeteo en la ventana; Jung se acercó a ver qué era y, para su sorpresa, ¡era un escarabajo!
Jung nos explica a raíz de ese suceso que un evento casual como ese, puede tener una significación simbólica para la persona; en este caso, la paciente. Así las cosas, Carl sostenía que la sincronicidad es un fenómeno que da así orientación y significado a la vida mediante la comunicación entre el consciente y el inconsciente.
Tipos psicológicos
Jung también exploró lo que llamó “tipos psicológicos” en su libro que lleva el mismo nombre. En él, indagó acerca de las dimensiones de la personalidad y las clasificó en dos grupos: la introversión y la extroversión, la intuición y la sensación. El primer grupo se diferencia en que los extrovertidos se centran en el mundo exterior, mientras que los introvertidos se centran en sus propios sentimientos y pensamientos. El segundo, en que la intuición se basa en las propias percepciones y presentimientos, y, por otro lado, los sensores se basan en la información que perciben a través de sus sentidos. De ese modo, agrupó lo que serían los 4 tipos psicológicos básicos:
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- Introversión intuitiva (IN): son personas reflexivas e imaginativas, que se enfocan en las ideas y el potencial.
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- Extroversión intuitiva (EN): tienden a ser personas carismáticas e innovadoras, cuyo interés son las posibilidades y la gente.
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- Introversión sensorial (IS): son personas tranquilas y reservadas, que se centran en el detalle y la experiencia práctica.
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- Extroversión sensorial (ES): son personas sociables y aventureras, centradas en la acción y la experiencia física.
Myers-Briggs Type Indicator
De la teoría de los tipos psicológicos de Jung, nació una teoría que se conoce como pseudo psicológica cuyas siglas son MBTI (Myers-Briggs Type Indicator), ideada por Isabel Briggs Myers y su madre, Katharine Cook Briggs. Ellas tomaron la idea de los tipos y agregaron dos grupos más: sentimiento o pensamiento y juicio o percepción. Las principales diferencias entre cada grupo son que, en el primer caso, el sentimiento se basa en consideraciones personales y valores para tomar decisiones, mientras que el pensamiento se basa en la lógica y el análisis objetivo. La distinción entre el segundo grupo radica en que el juicio se basa en estructurar la vida y la toma de decisiones, y la percepción mantiene las opciones abiertas y se adapta a las circunstancias. De este modo, crearon cuatro tipos psicológicos más:
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- Sentimiento juicioso (FJ): son personas propensas a ser comprensivas, compasivas y serviciales, pero también pueden ser manipulativas y controladoras.
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- Pensamiento juicioso (TJ): suelen ser personas organizadas, eficientes y metódicas, en casos inflexibles y autoritarias.
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- Sentimiento perceptivo (FP): son personas creativas, expresivas e independientes. También pueden ser indecisas y emocionales.
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- Pensamiento perceptivo (TP): tienden a ser personas analíticas, racionales e independientes; pueden ser distantes y difíciles de entender.
Críticas a Jung
En otro orden de ideas, la psicología jungiana, si bien ha sido abiertamente aceptada, tiene sus críticas. La mayoría de estas se basa en el rigor científico; alegan que no hay suficiente base empírica para comprobar sus proposiciones, dado el tenor abstracto de sus argumentos y, por esto mismo, exponen que es incomprobable. Además, critican su calidad no determinista; Jung creía en la libertad y elección personales, mientras que otros proponen que la psicología viene determinada por diversos factores que, inevitable e inconscientemente, coaccionan nuestro actuar. También arguyen que su teoría es difícil de aplicar por la cantidad de simbolismos y abstracciones que contiene.
Sin embargo, la influencia de Jung en la psicología ha tenido un alcance tremendo, revolucionando así el psicoanálisis de Freud. Su comprensión tan completa del ser humano ha brindado herramientas a psicólogos a lo largo y ancho del mundo, muy a pesar de que se diga que no se puede aplicar su idea.
En defensa de Jung
Esta psicología proporciona un enfoque centrado principalmente en la persona en su totalidad, así como en su libertad. El hecho de que la teoría sea abstracta no implica que no se pueda comprender ni aplicar; su base en mitos, símbolos y folclor puede ser útil para comprender aspectos complejos sin caer en el reduccionismo, aportando de esta manera herramientas para abordar cuestiones psicológicas y existenciales desde una perspectiva holística.
También hay que comprender dos cosas: en primer lugar, que sigue existiendo el debate infinito sobre si la psicología es una ciencia o no, precisamente por lo difícil que es comprobar las teorías científicamente, lo que hace que la exigencia de demostraciones empíricas sea absurda, y, en segundo lugar, que la conciencia y la psique siguen siendo un misterio. Pueden leer sobre la conciencia y su naturaleza en mi artículo “Razón y apología de lo suprafísico: una forma de creer”.
Es innegable el legado jungiano y cabe decir que sus aportes han ayudado a miles de personas. No hay que ir muy lejos para comprobar o identificar los arquetipos presentes en uno mismo, los demás y la sociedad, y tampoco se pueden negar los aspectos reprimidos del ser. Lo que él presenta es una descripción de patrones y una solución a aquellos problemas que suscitan en la vida del hombre. Más allá de la falta de pruebas científicas y de su abstracción, su teoría es bastante completa, apuntando a la comprensión total del ser humano para poder ayudarlo a alcanzar su máximo potencial.
«Toda vida humana contiene un potencial; si ese potencial no es alcanzado, entonces esa vida ha sido desperdiciada». — Carl Gustav Jung.