Camus y Nietzsche: un breve análisis del desencuentro existencial
Se podría alegar que la vida, en su sentido más general, carece de sentido intrínseco. Existen corrientes filosóficas que desarrollan esta idea de manera detallada, como lo hacen el nihilismo y el absurdismo. Son corrientes que podrían confundirse y equipararse, sin embargo, existen grandes diferencias sustanciales. Así, nos adentraremos en Camus y Nietzsche, un breve análisis del desencuentro existencial.
Nihilismo
Comenzaré por hablar sobre el nihilismo: Friedrich Nietzsche fue el mayor exponente de esta corriente, que sostiene la inexistencia de sentido intrínseco en la vida, la ausencia de valores morales y verdades objetivas, y aboga por la creación de verdades y morales subjetivas (lo cual, por cierto, nos empuja en la dirección del constructivismo social).
El nihilismo nos hace propensos a experimentar un vacío existencial y apatía dado el sinsentido de la vida como lo perciben; o bien, nos invita a sumergirnos en cierto libertinaje donde cada persona crea, desde su subjetividad, valores autodefinidos y significados arbitrarios.
Absurdismo
Por otra parte, tenemos a Albert Camus y la filosofía del absurdo o “absurdismo”. Esta filosofía plantea también la carencia de sentido trascendental intrínseco a la vida, pero hasta ahí llega su coincidencia. El absurdismo consiste en la aceptación no pasiva del absurdo de la vida (la contrariedad entre la búsqueda de sentido en la vida y la indiferencia del universo ante ello), ejerciendo la “revuelta” o rebelión ante aquello, encontrando un sentido propio en la lucha contra el absurdo y encontrando también la felicidad en ella.
El absurdismo ofrece una forma entusiasta de ver el sinsentido de la vida, proponiendo un punto de partida para que cada uno, a través de la libertad ganada mediante la aceptación del absurdo, se despliegue en su vida, en respuesta a él, como mejor considere a pesar de las circunstancias. Lejos de caer en la desesperación, nos ofrece una solución para hacerle frente a tal cuestión existencial.
Enfrentamiento contra las adversidades
Ante las adversidades, el nihilismo frecuentemente se asocia con indiferencia o apatía hacia estas, desconociendo el significado esencial que puedan tener. Si bien aboga por la libertad individual en respuesta a ellas, lo hace desde un punto de vista donde no hay moral ni valores establecidos, sino que son creados por la propia persona, dejándola así en una especie de vacío que puede generar desesperanza. Dada su apatía, comúnmente ven cualquier esfuerzo como inútil.
Dicho lo anterior, el absurdismo plantea que las adversidades pueden intensificar la percepción del absurdo inherente a la existencia humana. Sin embargo, reconoce la inevitabilidad de estas y propone una respuesta activa y tenaz ante ellas. De esta manera, se dota de significado a las adversidades a través de la revuelta contra ellas.
La libertad
En cuanto a la noción de libertad, como mencioné anteriormente, el nihilismo cae en el libertinaje, producto de la carencia total de propósito o significado. En cambio, la filosofía del absurdo percibe la libertad en términos de la posibilidad de responder al absurdo de la manera en que mejor consideremos, mientras esto suponga la apropiación de la realidad y, como consecuencia, la felicidad encontrada en ella.
Sobre la resignación
Una diferencia fundamental entre ambas corrientes es la resignación; mientras que el nihilismo se somete a la aceptación radical del sinsentido, el absurdismo plantea una rebelión o revuelta para hacer algo al respecto.
Los valores
Ahora, mientras que el nihilismo derriba cualquier noción de sistema de valores y lo deja a discreción del individuo, Camus abogaba por la ética basada en el respeto a la vida y a la libertad individual (con responsabilidad).
La idea de voluntad de poder
Si bien es cierto que Nietzsche plantea la “voluntad de poder” como una respuesta ante la carencia de sentido, es insuficiente para darle sentido a la vida. Es tan subjetivo que no supone algo sólido para apoyarse en los momentos más difíciles. La voluntad de poder, explicada como la tendencia de todo lo existente a crecer, desarrollarse y expandirse. Reflejado en humanos, supondría las ambiciones, superación personal y necesidad de imponerse a otros.
Por más que se facilite aquella idea como un antídoto contra la desesperanza y desesperación características del nihilismo, si dicha voluntad de poder no se ata a algo plausible o sano, es inevitable la caída en él. El relativismo moral y constructivismo social típicos de esta corriente juegan un papel importante en esta idea, pues si no tenemos un marco o una estructura y todo se vale, la vida se nos vuelve arena movediza y, por más que intentemos darle un sentido, simplemente no tendremos dónde atinarle.
Aquí es cuando Camus nos ofrece aquel baluarte del cual nos podemos apoyar para no perder el norte, que nos permite brindarle un sentido propio a la vida. Esto último logrado a través de la incansable pero satisfactoria lucha contra el sinsentido.
El desencuentro existencial
Así, notamos las grandes diferencias existentes entre Camus y Nietzsche, a pesar de que tengan el mismo punto de partida, se pone de manifiesto el contraste entre una vida que carece absolutamente de sentido y aquella que nos brinda la oportunidad de encontrarlo.
«La comprensión de que la vida es absurda no puede ser un fin, sino un comienzo». — Albert Camus.